Abstract

En la sociedad actual, los individuos se repliegan hacia su esfera privada, modificándose la concepción tradicional de vida social comunitaria y cambiando también la forma de relacionarse con los demás, lo que implica construir mapas mentales distintos —pues “parece que los mapas en uso se han vuelto obsoletos” (Lechner, 2005: 495)— que permitan reconfigurar una propuesta de sociedad. Si ya no son el Estado, la Iglesia ni los partidos políticos las entidades que la articulan, ¿cuáles son entonces las instancias encargadas de proponer esos grandes relatos articuladores?