Abstract

El periodismo científico encara inéditas, arduas y problemáticas funciones que provienen de las características que adoptó el proceso de desarrollo tecno-científico en el mundo. Las nuevas funciones del periodismo científico abren una discusión sobre la formación del periodista que necesita la sociedad, eco del debate sobre la fragmentación del conocimiento de la sociedad moderna que creó la división entre Ciencias y Humanidades. La ruptura liberó a los científicos de su responsabilidad social y aisló a los humanistas del debate sobre el desarrollo. Al periodismo científico lo convierte en una tarea de traducción atomizada que suprime el contexto social, político y cultural en el que vive la ciencia, vulnerando su vocación ética. La calidad del ejercicio profesional ante los nuevos desafíos que impone la ciencia depende de una técnica que proviene de una ética, como la reivindicación del saber narrativo.