Abstract

El presente documento presenta las buenas prácticas y aspectos a monitorear que se pueden implementar para asegurar la estabilidad física de las instalaciones mineras remanentes, en el momento del cierre. Es recomendable que las buenas prácticas queden definidas en el proyecto de ingeniería de la instalación y que posteriormente se implementen durante la etapa de construcción, operación, cierre y postcierre según corresponda. Cuando no se cuente con estas indicaciones, para instalaciones mineras remanentes específicas, se recomienda considerar las orientaciones referidas a las buenas prácticas mencionadas en este documento, de acuerdo a los aspectos que se mencionan en la Guía metodológica para evaluación de la estabilidad física de instalaciones mineras remanentes. En el caso de una instalación minera remanente que presente condiciones de estabilidad física, con el debido resguardo a la vida, salud, seguridad de las personas y medio ambiente, se deberán implementar buenas prácticas, con el propósito de asegurar esta condición en el futuro. La introducción de buenas prácticas tiene como propósito mantener la estabilidad física de las instalaciones mineras remanentes en el tiempo y especialmente en las etapas de cierre y postcierre, de acuerdo al proyecto de ingeniería aprobado. Se ponen en práctica métodos de trabajo y técnicas que permiten prevenir la ocurrencia de inestabilidades físicas, evitando la convergencia de los diferentes factores que las producen, además de controlar y minimizar los potenciales impactos que se puedan generar. La implementación de estas herramientas de gestión de la estabilidad física, por su carácter preventivo, debe realizarse en todas las etapas del ciclo de vida de un proyecto minero a diferencia de los instrumentos correctivos. Las herramientas de gestión y los procedimientos de monitoreo incluyen las acciones que permiten evaluar y controlar en el tiempo la información y los resultados obtenidos en todas las fases del Programa de Estabilidad Física, con el propósito de determinar si las decisiones y medidas implementadas son eficaces y pueden ser mantenidas en el tiempo o si deben ser reevaluadas. El monitoreo incluye además las acciones que permiten evaluar, validar y realizar seguimiento de las medidas implementadas en las etapas de cierre y postcierre. Esta fase, por lo tanto, se considera transversal al desarrollo de un Programa de Estabilidad Física y corresponde a una de las fases de mayor relevancia en la gestión integral de la Estabilidad Física a lo largo del ciclo de vida de una instalación minera, descrito en el capítulo 3 de la Guía Metodológica para Evaluar la Estabilidad Física de instalaciones mineras remanentes. Para la elección de las buenas prácticas y monitoreos a implementar, se debe tener en cuenta las características de la instalación remanente y de su área de emplazamiento. Otras consideraciones que pueden determinar la definición e implementación de buenas prácticas son las consideraciones del plan de cierre aprobado por SERNAGEOMIN, la disponibilidad de insumos, los costos, el período de tiempo de implementación, las medidas necesarias para su desarrollo y mantenimiento. Las buenas prácticas, al igual que las tecnologías para asegurar la estabilidad física de instalaciones mineras remanentes, presentan diferentes grados de complejidad y están en permanente proceso de desarrollo. En las etapas iniciales del ciclo de vida de una instalación minera, es el momento más adecuado para implementar buenas prácticas que permitan asegurar la estabilidad física durante toda su vida útil y permanezca en las mismas condiciones en las etapas de cierre y postcierre. La implementación de buenas prácticas y la información obtenida en su implementación permitirá generar y registrar información que confirme las adecuadas condiciones de estabilidad física de la instalación en cada etapa del proyecto, y asegurar que se mantendrán en condiciones aceptables en la etapa de cierre y postcierre de la instalación.