Abstract

La ciencia y el lenguaje científico se considera constituye por antonomasia el lenguaje en que deben ser descritos los objetos de política pública. Este artículo postula que este hecho, que es producto de una evolución histórica sociopolítica, tiene limitaciones que obstaculizan la constitución de un objeto de política pública, dificulta el adecuado diagnóstico de los problemas de política pública y el hallazgo de vías de acción fructífera frente a dichos problemas. La superación de esta situación no supone desdeñar el lenguaje científico en el proceso de formulación de políticas públicas, sino la necesidad de una aproximación epistemológica nueva para abordar estos objetos de análisis, que puede caracterizarse como el de una ciencia posnormal, que integre conocimientos provenientes de diversas matrices epistemológicas. La política de cambio climático constituye un buen ejemplo para ilustrar el presente postulado, pues, es un ámbito de la política ambiental y de sostenibilidad, donde esta limitación se presenta de forma aguda. En el proceso de formulación de una política pública (en este caso la de cambio climático), se suele asumir que el problema que trae a cuento la política pública se debe describir y analizar primordialmente y casi exclusivamente a partir de la (o las) ciencia (s) normal que más se aproxime (n) al problema en cuestión. Esto facilitaría una descripción lo más “objetiva” posible del problema por resolver, lo que asegura, a su vez, se puedan identificar los medios más racionales para solucionarlo.