Abstract

Durante la primera mitad del siglo XX, la instalación de bases en la Antártica era una proeza, debido a la falta de implementos tecnológicos, lo cual les impedía instalarse con semejantes condiciones climáticas. Sin embargo, en 1948, y tras la primera expedición realizada un año antes, se funda la Base Bernardo O’Higgins por parte del Ejército de Chile. Desde ahí en adelante, sus labores se han centrado en el apoyo de la soberanía por medio de la ciencia, diplomacia y la instalación de civiles cercanos en sus alrededores. Por medio del presente artículo, se pretende analizar las implicancias de la instalación de aquella base antártica, por medio de una metodología cualitativa que incluye uso de fuentes que nos permitan comprender el aporte de estas instalaciones a la soberanía y ciencia nacional.