Abstract

La ruta de los Archipiélagos Patagónicos El litoral del Aysén alberga uno de los paisajes más prístinos y a la vez más desconocidos del planeta. Un laberinto de intrincados fiordos, canales y archipiélagos que una nueva ruta austral devela al visitante a través de cinco zonas claves, que esperan convertirse en un imperdible del turismo científico mundial. Patagonia es un terreno enorme, amplio, inabarcable. Desde sus inicios fue la Tierra Incógnita: aquella que navegantes y aventureros morían por descubrir... aún lo sigue siendo. Su magnetismo radica precisamente en lo desconocido ya que hay muchos lugares que aun no han sido tocados el hombre. En pleno siglo XXI la costa aysenina sigue siendo una de las zonas más desconocidas y secretas de nuestro país. Para develar sus misterios, en 2012 el Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP) se propuso impulsar el turismo científico en la Región de Aysén a través de su publicación “Archipiélagos Patagónicos, Destino Internacional para el Turismo Científico”. ¿El objetivo? Nada menos que posicionar al litoral patagónico como un destino imperdible para el turismo científico a nivel mundial. Para ello se definieron cinco zonas de desarrollo turístico: El sur de Chiloé y Melinka (ruta “Nómades y colonos de canales australes”), Raúl Marín Balmaceda y el canal Puyuhuapi (“Tres culturas y un mundo”), Los puertos de Cisne, Aysén y Chacabuco (“Una vida ligada al mar”), además del Valle Exploradores y el Canal de Moraleda (“Territorio de Exploradores”). En el confín más Austral de Aysén, Tortel, la Reserva Katalalixar y Puerto Edén conforman la ruta “El principio del fin del mundo”.