Abstract

El presente libro se basa en el supuesto que la disciplina de gestión del riesgo, en especial la perspectiva integrada, contribuiría a la economización de pérdidas financieras, a la prevención de pérdidas de vidas humanas y, en general, al cumplimiento de objetivos estratégicos por parte de las organizaciones del Estado, entre otros propósitos (Boorsma, 2006). Las organizaciones públicas han comenzado a desarrollar «conciencia del riesgo» principalmente por los incidentes que han experimentado en el pasado y la presión que pueden recibir de su medioambiente. Inundaciones, terremotos, aluviones y catástrofes naturales en general (potenciadas por el cambio climático), incendios, desempleo, fracasos en los proyectos de infraestructura o problemas en la entrega de servicios públicos a través de asociaciones público-privado (Todd, 1970), son todos ejemplos de los sucesos que enfrentan los gobiernos y organizaciones públicas, y que requieren de la implementación de un enfoque de gestión de riesgos.