Abstract

Si la Política Pública (PP) implica un conjunto de iniciativas del Estado para resolver problemas sociales, debería proveer bienes directos para la población. Sin embargo, y pese a los esfuerzos de los últimos gobiernos, las PP de modernización del Estado no han tenido un impacto en la distribución equitativa del ingreso y oportunidades. Aunque la institucionalización del Poder Político del Estado en materia de Género, ha sido responsable de crear instituciones como el Servicio Nacional de la Mujer, no se ha logrado impactar en la superación de la precariedad laboral femenina, ni en la disminución de embarazos adolescentes. Así como se continúa reproduciendo la división sexual del trabajo, se mantiene el modelo de masculinidad hegemónica, sin cuestionar el origen de la subordinación femenina en las relaciones sexuales entre adolescentes. Es por esto que es necesaria una Planificación de Género como enfoque y metodología, para lograr la equidad y el empoderamiento