Abstract

La vivienda social y sus posibilidades de adaptabilidad representan hoy más que nunca la confluencia de diversas complejidades, tanto sociales, medioambientales, políticas, energéticas y escalares. La poca atención dada en el diseño a las espacialidades intermedias que estos conjuntos generan, es constatada como un patrón común a toda la región. Como hipótesis, se plantea la potencialidad de este ámbito intersticial, en la definición de una doble funcionalidad; como determinante principal sobre el confort y las demandas energéticas de estos espacios y a la vez como un ámbito dinámico regulable con un gran potencial de aumentar la adaptabilidad y complejidad de esta frontera socio-espacial, planteando extensiones reconfigurables por el usuario creando una transición mucho más rica. Reconociendo este potencial de adaptación y rehabilitación bioclimática, esta frontera es necesaria para mejorar las condiciones de vida. La doble relación energía-espacio de transición en la vivienda es fundamental y debe ser reclamada, integrándola como una extensión adaptativa del espacio doméstico y aumentando sus funciones socio-espaciales y ambientales[ ]. Bajo esta lógica, se crea una estrategia progresiva y de bajo costo, desplegada mediante un método de investigación vía diseño(research by design), adaptando soluciones locales y espontáneas, potenciando su sentido bioclimático, pasivo y espacial en un catálogo de pequeños componentes adaptables y compatibles, desarrollando un dispositivo de micro-arquitectura de código abierto mediante integración de elementos bioclimáticos a la manera de una prótesis que se inserta como un componente tecno-complementario a las funciones naturales de la vivienda o edificio original.