Abstract

Las variaciones en el clima se producen en múltiples escalas temporales que van desde el interanual al multi-milenial. El clima de las regiones áridas del planeta no es inmune a estos cambios. En efecto, diversas reconstrucciones paleoclimáticas realizadas en el Desierto de Atacama (>2000 msnm) y Andes centrales han detectado importantes variaciones en la frecuencia y magnitud de las precipitaciones a escalas multi-mileniales durante el Cuaternario tardío. Así, se ha evidenciado una alternancia entre fases secas (<10 mm/año) y fases húmedas (100-300 mm/año). Se hipotetiza a su vez que estas se relacionarían con el gradiente de las temperaturas superficiales del Pacífico ecuatorial y/o la disponibilidad de humedad en el Gran Chaco . Al menos dos intervalos pluviales importantes ocurrieron durante el Pleistoceno tardío y conjuntamente se han llamado regionales Evento Pluvial de los Andes Centrales (siglas CAPE en ingles). Estos intervalos impactaron considerablemente la distribución de la biota terrestre y los niveles freáticos en el Desierto de Atacama central (22º-24ºS). A su vez, estos intervalos fueron coetáneos con los aumentos de los niveles lacustres en las cuencas Altiplánicas, determinando así la formación de grandes paleolagos como “Tauca” (18.1-14.1 ka) y “Coipasa” (13-11 ka) . Una tarea largamente pendiente ha sido la reconstrucción de las fluctuaciones climáticas en las tierras bajas del Desierto de Atacama (<2000 msnm). Debido a la ausencia de registros geohistóricos, se desconoce la cronología de los eventos paleoclimáticos y su relación con los acontecidos en la precordillera ¿Cuál fue el impacto de estos cambios sobre la dinámica espacio-temporal de los ecosistemas y cuencas hidrológicas del núcleo hiperárido del Atacama? En este estudio hemos analizado, datado e identificado macrorrestos provenientes de hojarasca fósil preservada en terrazas fluviales que emergen a partir de un sistema de tres valles tributarios de la cuenca endorreica de Pampa del Tamarugal sur (~21ºS, ~1000 msnm). Las quebradas consideradas (Mani, Sipuca, Tambillo y Lomas de Sal) actualmente carecen tanto de cursos de agua superficiales como de vegetación. No obstante, dentro de estos valles inactivos se encuentra un conjunto de cuatro terrazas fluviales producidas por fluctuaciones pasadas en la descarga de aguas subterráneas y de escurrimiento superficial. Estas terrazas están insertas en un valle angosto delimitado por sedimentos aluvionales del Mioceno tardío . Prácticamente todos los sedimentos orgánicos están contenidos en una matriz de arcilla o arenisca fina a media en ondas laminadas, lo que sugiere depositación in situ sobre la superficie de las terrazas. Sólo nueve sedimentos orgánicos (n=13) colectados en Lomas de Sal, corresponden a depósitos de inundación de grano fino, los cuales probablemente fueron transportados a muy corta distancia.