Abstract

Evidencias científicas indican que el territorio de la Cordillera de los Andes está sometido a una alta variabilidad climática e hidrológica a escalas interanuales y decenales debido entre otras causas al Cambio Climático (Salas S. et al, 2012). Para esta región, se espera un aumento de la temperatura en verano entre 3 y 4 ° C (Villalba y Boninsengna, 2009), que alcanzaría incluso 5 °C en las zonas más altas de la Cordillera, para el período 2070-2100, mientras que en los meses de invierno, las temperaturas aumentarían entre 1,5 y 3 °C, con variaciones según la altitud con respecto al nivel del mar. Específicamente las consecuencias previstas para Mendoza serían variaciones de +1.5°C de temperatura, -105 mm de precipitación y +150 m de elevación de la isoterma de 0 °C (Boninsegna y Villalba, 2007).La influencia del material particulado antrópico y sus formas tanto sobre el balance radiativo terrestre (IPCC, 2007) como sobre los ciclos hidrológicos en zonas de alta montaña son temas sobre los cuales hay aún grandes incertidumbres. Así mismo, el entendimiento actual de cómo los aerosoles afectan el tiempo y el clima posee todavía grandes incertidumbres, que deben reducirse con el objeto de estimar de una mejor manera el impacto de las emisiones urbanas y naturales a la atmósfera.Por ende, se está evaluando el impacto local y regional de las emisiones biogénicas, urbanas, actividad minera y quema de biomasa sobre los cambios en patrones de precipitación en el ciclo hidrológico en Los Andes centrales, para lo cual se está trabajando en las siguientes actividades: i) Actualización de inventarios de emisiones influenciado por las condiciones meteorológicas de la región, ii) Evaluación de efectos directos e indirectos de aerosoles en por medio del modelo WRF/Chem, iii) Proposición de posibles acciones de mitigación y reducción del riesgo y iv) Análisis y evaluación de los posibles efectos directos/indirectos del cambio climático regional.