Abstract

En este artículo se analizan los embates experimentados por la religiosidad local y las devociones indígenas, promovidos por funcionarios civiles y eclesiásticos en la segunda mitad del siglo XVIII. Se sostiene la necesidad de las orientaciones pastorales, por cuanto las primeras están vinculadas a la necesidad de control del clero y reducción del gasto fiscal, que se tradujeron en una tendencia a privilegiar las obligaciones fiscales y tributarias de los indios por sobre las concernientes a la devoción. En el caso de las orientaciones pastorales, estas pusieron en cuestionamiento las modalidades que había asumido la religiosidad local, subordinándolas a las orientaciones de la iglesia universal, y las devociones indígenas a las que consideraron dominadas por supersticiones y excesos que se contraponían a la recta devoción y piedad. Estas fueron enfrentadas a partir de estrategias de resimbolización que enfatizaron el carácter intimista y personal de la devoción, alejada de la teatralidad barroca y del marco comunitario.