Abstract

El giro arqueométrico de la arqueología chilena en la última década ha implicado la incorporación de nuevas técnicas al análisis de materiales. El estudio de las huellas microscópicas de uso en instrumentos líticos ha comenzado a ser incorporado de a poco, tras treinta años de escaso desarrollo, pero la traceología permanece como una subdisciplina poco constituida. Este trabajo presenta una revisión crítica de los estudios funcionales en la arqueología nacional, centrada en aspectos metodológicos y de presentación de los datos. A partir de dos estudios de caso propios, de contextos ambientales y arqueológicos muy distintos, se discuten elementos problemáticos y se sugieren aspectos a considerar en relación al uso de instrumentos ópticos de alto aumento, el desarrollo de programas experimentales, y la explicitación de protocolos y observaciones en los reportes de datos.