Abstract

A partir de los incendios forestales de 2017, que terminaron con la destrucción total del pueblo de Santa Olga, en este artículo intentamos problematizar el aparente acuerdo que existe con respecto a la intencionalidad que provocó la catástrofe, y cómo ocultaría una divergencia con respecto a los motivos que movilizan esa misma intencionalidad. Esta divergencia nos permite avanzar, primero, hacia la problematización de la noción de evidencia, constatando cómo ella guarda una relación directa con los mundos que haría evidentes. En segundo término, y gracias a una reconceptualización etnográfica del fuego, el hacer esta problematización nos permite desunificar el desastre de Santa Olga, y pasar a entenderlo necesariamente como un evento múltiple en el que intersecan mundos que, al plegarse, aparecen en su diferencia.