Abstract

La acuicultura en Chile constituye una importante actividad económica, enfocada principalmente al cultivo de salmónidos, ubicándose entre los principales países productores de productos acuícolas. Esta actividad se desarrolla sustancialmente en ambientes marinos costeros y, secundariamente, en ríos y lagos, con sistemas de cultivos para peces (balsas jaulas) y para moluscos (líneas de cultivo) que incluyen la utilización de agentes antimicrobianos en alguna de las etapas de sus procesos productivos, con fines metafilácticos. Si bien el consumo de antibióticos en esta actividad ha disminuido en los últimos años y se ha mantenido estable entre 2018 y 2020, igualmente ejerce una presión de selección e impacto ambiental, debido a la presencia permanente de estos compuestos y sus metabolitos en el ecosistema, alterando el microbioma ambiental y contribuyendo a la selección y persistencia de bacterias resistentes (BRA) y genes de resistencia a antibióticos (GRA). Por esta razón, resulta de suma importancia la vigilancia permanente de la presencia de BRA y GRA, como contaminantes en ambientes con alto consumo de antibióticos, ya que como ha enfatizado la Organización Mundial de la Salud la resistencia a antibióticos es una de las principales amenazas para diversas actividades humanas, incluyendo la acuicultura.