Abstract

La disponibilidad de agua dulce para el ser humano es una condición necesaria para asegurar su vida y abrir espacios para la producción agrícola y minera, tal como lo demuestra la historia de civilizaciones desde la antigüedad. En Chile no hay territorio de mayor escasez de agua que el Norte Grande, y por ello resulta de interés realizar un estudio que vaya revelando cómo en ciertos periodos de la historia se logró superar esta condición límite. En tal sentido se ha optado por centrar la atención en el siglo XIX, época que genera grandes cambios en la minería cuya relación con los recursos hídricos resulta incuestionable. Los sucesos que ocurren otorgan a este siglo el carácter de fundacional del desarrollo de nuestro país, cuando se abre la economía al comercio internacional una vez que se consolida la Independencia de España. La conquista española del Norte Grande consideró que el despoblado de Atacama era más bien un obstáculo en su avance hacia el Sur que una fuente de potenciales riquezas, no ofreciendo soluciones para la aguda escasez de agua. Por ello se hace necesario revisar la historia desde la primera presencia de la vida humana, más de diez mil años atrás, considerando que sus habitantes lograron una cultura del agua, que fue utilizada por los nuevos conquistadores del territorio. Se intentará demostrar que durante el siglo XIX se generó un cambio significativo en la gestión hídrica promovida por la fuerza expansiva de la Revolución Industrial, qué en su intento de extraer las riquezas minerales, implementó soluciones para resolver la limitación histórica de la falta de agua, introduciendo tecnologías de bajo consumo, sumado a la instalación masiva de destiladoras y calderas. El desafío no fue menor, se trataba de un modelo económico aplicado a un territorio desértico único en el mundo, que debía superar obstáculos usando la tecnología y ciertas capacidades de innovación, cuya revisión y análisis se relacionan directamente con la gestión del agua.