Abstract

La instalación del nuevo sistema de Educación Pública Escolar es un desafío de naturaleza mayor para el Estado chileno y su aparato sectorial, el Ministerio de Educación y sus nuevas unidades dedicadas a esta tarea, correspondiendo a una política estratégica de fortalecimiento de la educación pública --instalada a partir del año 2018- la cual va en sentido contracíclico, a saber, Chile busca su fortalecimiento en dirección inversa ante muchos países que han privatizando el sector. También, representa un reto para gestionar una reforma de gran magnitud, dado que sus fundamentos responden al marco de los derechos sociales, en tanto su implementación es responsabilidad de un gobierno de tendencia neoliberal el cual no adscribe a la visión que sustenta la reforma. Usualmente, los estudios de implementación de reformas educacionales consideran marginalmente el seguimiento del gasto financiero, pese a su relevancia indiscutible en el éxito de una iniciativa trascendente. Debido a ello, el trabajo analiza el grado de ejecución del presupuesto, de una transformación en su tercer año de desarrollo, aportando luces sobre la necesidad de aprender de lo realizado y sincronizar sus procesos, los cuales son elementos determinantes para emplazar cambios sustentables que implican la modernización de la gestión pública para un sector clave como el sistema escolar.