Capítulo 3: Infraestructura hídrica

Rivera, Daniela Pilar; Vera, I. L.

Abstract

La comparación entre el período 1985-2015 y el período 2030-2060 indica una disminución generalizada de las precipitaciones en comparación con la media histórica, pues se proyectan disminuciones promedio de entre 5% y 15% para la zona comprendida entre las cuencas de los ríos Elqui (región de Coquimbo) y el Baker (región de Aysén). Estas proyecciones se acentuarían hacia la zona sur del país, sobre todo entre la cuenca del río Biobío y el límite sur de la región de Los Lagos (Rojas, 2012). De acuerdo con trabajos como Boisier et al. (2016), se han detectado tendencias climáticas recientes en precipitación que siguen la misma dirección proyectada hacia el futuro y que han sido además atribuidas a una manifestación temprana del cambio climático. A partir del trabajo finalizado para la actualización del balance hídrico (DGA, 2017a, 2018) y lo informado por Vicuña et al. (s/f), se puede analizar la situación de los componentes básicos del ciclo hidrológico para todas las cuencas del país hasta la región de Aysén (45° S). En términos de evapotranspiración, es posible apreciar tres patrones regionales diferentes: › El extremo norte árido no muestra un patrón claro, en parte debido a los flujos de agua en extremo bajos para esta región. › El impacto sobre la evapotranspiración en las regiones limitadas por el agua se ve con más claridad en las áreas mediterráneas (30° S a 37° S) en Chile, donde se prevé una reducción debido a la disminución de la precipitación y de la humedad del suelo. › Las regiones central y sur muestran un aumento en evapotranspiración que supera la reducción de la precipitación. Por lo tanto, el aumento de evapotranspiración potencial con la temperatura —tanto para tierras naturales como para riego— conduce a una mayor evapotranspiración debido al mayor almacenamiento de humedad en el suelo. En general, los cambios modelados y los efectos concomitantes en la hidrología de la superficie son significativamente más débiles que los producidos por la precipitación. Por lo tanto, independiente de si la evapotranspiración aumenta o disminuye, existe una clara reducción de la escorrentía en todos los dominios, con un patrón espacial y una amplitud de cambio similares a los proyectados para la precipitación. Se espera a futuro una ampliación de la zona hiperárida tanto latitudinal como longitudinalmente, la que aumentaría en promedio alrededor de 13.000 km2 . Este cambio se propaga hasta la zona húmeda en cerca de la misma magnitud. Según las estimaciones, en total 71.400 km2 aumentarán en su categoría de aridez, lo que corresponde al 10% de la superficie continental. Una de las principales brechas encontradas es la falta de datos hidrometeorológicos y de aguas subterráneas, lo que complica definir la solución óptima (DGA, 2017a). La densidad ideal para una red de monitoreo es la que reproduce el fenómeno estudiado de manera correcta (Gubler et al., 2017). Por ejemplo, Hubbard (1994) indica que para un terreno relativamente plano, una estación de temperatura cada 60 km es adecuado para capturar el 90% de la variabilidad diaria; en el caso de las precipitaciones, esto se reduce a una cada 5 km. En Chile se tiene una estación de precipitación por cada 818 km2 y una cada de temperatura por cada 1.364 km2 . En el caso de las aguas subterráneas, la Dirección General de Aguas (DGA) posee 67 pozos de monitoreo distribuidos en 12 regiones, 20 acuíferos y 36 sectores acuíferos delimitados por ella (DGA, 2017a). Lo anterior deja en evidencia la necesidad de avanzar en una red robusta de información, como ha sido propuesto por esta mesa en el capítulo de gobernanza. El proceso de adaptación debe reconocer el diseño de medidas para hacer frente a los impactos al cambio climático, su posterior implementación y la evaluación de los logros o fracasos asociados a dichos impactos en términos de reducción de vulnerabilidad. Por otra parte, es importante considerar que la implementación de estas medidas de adaptación está condicionada por las oportunidades y limitaciones que existen a nivel organizacional e institucional (leyes, capacidades y organismos públicos y privados) que van a definir la capacidad de identificar las medidas y luego implementarlas. En el caso chileno cobran relevancia en este contexto los distintos arreglos institucionales asociados por ejemplo al sistema de asignación y distribución de aguas. Se puede reconocer en este contexto, por ejemplo, el Código de Aguas y otros componentes del aparato legal que rigen la gobernanza del agua; la Dirección General de Aguas, la Comisión Nacional de Riego y otros servicios públicos que apoyan a nivel sectorial la planificación y persecución de objetivos de bien público; y las organizaciones de usuarios, entre otros actores privados que al final ejecutan acciones de distribución y consumo de agua. Para priorizar los temas a tratar en el marco de la mesa Agua, se seleccionaron cuatro en particular: gobernanza del agua, infraestructura para enfrentar la escasez hídrica, calidad del agua, y el análisis de medidas de adaptación existentes relacionadas con los recursos hídricos en políticas, planes y estrategias actualmente vigentes.

Más información

Fecha de publicación: 2019
Página final: 65
Idioma: Español
Financiamiento/Sponsor: Mesa Agua, Comité Científico COP25 Chile
URL: https://cdn.digital.gob.cl/filer_public/e6/ff/e6ff260a-d926-4210-83e6-ad7b840b320c/19agua-recursos-hidricos-stehr.pdf