Abstract

El 28 de abril de 1965, Estados Unidos llevó a cabo una intervención militar en la guerra civil de República Dominicana. El argumento oficial de esta acción fue la necesidad de «salvaguardar vidas norteamericanas» en Santo Domingo, la capital dominicana. Sin embargo, el 2 de mayo el contingente estadounidense aumentó considerablemente, justificando su expansión con la afirmación de que los líderes comunistas dominicanos habían capturado el espíritu del movimiento revolucionario. Con estos hechos consumados, la Organización de Estados Americanos (OEA) terminó legitimando la invasión, lo que se consolidó con la aprobación de una Fuerza Interamericana de la Paz (FIP), integrada por tropas de diversos países de la región.